martes, octubre 23, 2012

UN TRATO CON EL DIABLO.

Estimados lectores y amigos,

Déjenme aprovechar la cercanía de la noche de difuntos para contarles una historia que se trasmite en las reuniones de los círculos musicales desde hace ya algún tiempo.



Una noche de Mayo en el año 1.911 nació, en el seno de una humilde familia de un pueblo de Mississippi, Robert Johnson.

Hoy está considerado el abuelo del Rock-and-Roll y voy a contarles su historia tal como a mí me la han contado.

Fue un muchacho delgaducho al que se veía siempre con una vieja guitarra. Amenizaba reuniones, bodas y otros eventos por unas monedas pero, según familia y vecinos, sin ningún talento reseñable para la música.

En 1931 desapareció de su pueblo y, cuando regresó un año después, cantaba y tocaba la guitarra con un talento y estilo excepcionales. Según le contó a su Son House, su antiguo mentor, había vendido su alma al diablo en un cruce de caminos a cambio de ese gran talento musical.

Sus amigos comentaban que poseía habilidades increíbles y no tenían dudas de que había vendido su alma a Ishu (una deidad del Voodoo a quien puede invocarse en los cruces de caminos) a cambio de ser el mejor Bluesman de todos los tiempos.

No me creen? Revisen sus 29 canciones. Todas sus letras poseen continuas referencias a los cruces de caminos, el diablo,…..

Escuchen con atención “Cross Road Blues”, “Hellhound On My Trail” o “Me and the Devil Blues”. Muestran desesperación y dejan al descubierto su alma torturada.

Además, Johnson solía ponerse de espaldas al público para tocar. Algunos dicen que para que nadie descubriese su técnica pero lo cierto es que parece ser que cuando tocaba sus ojos resplandecían como ascuas en la noche y su voz cambiaba volviéndose intensa, desgarrada, casi agonizante.

Murió a los 27 años de la misma enigmática forma que había vivido.

Unos dicen que envenenado por un marido celoso, otros que enfermo por el abuso de la bebida y el tabaco….Lo cierto es que, a día de hoy, nadie sabe a ciencia cierta que le sucedió.

Años después, Keith Richards, guitarrista de los Rolling Stones, tras escuchar a Robert Johnson quiso saber quien era el "otro" guitarrista de la grabación. Richards no podía creer que fuese una sola persona quien tocaba.

Los que le conocieron contaban de él que, fuera del escenario, era un tipo triste, tímido, sonriente, fantasmal y huidizo. Como una sombra de otro mundo transitando por el nuestro.

Johnson murió el 16 de agosto de 1938 y sus 29 canciones y  dos fotografías  son la única prueba de su paso por este mundo.

Curiosamente, murió a los 27 años, la misma edad que tenían al morir otras grandes leyendas de la música como Jimmy Hendrix, Janis Joplin y Kurt Cobain.

¿Coincidencia? No, yo no lo creo.

Por si a alguno de Uds. le interesa un trato puedo revelarles, con total certeza, el lugar en el que Johnson vendió su alma al diablo: El cruce de la autopista 61 con la 49 en Clarksdale (Misisipi).

Y recuerden, el día 31 sería un momento inmejorable.