jueves, febrero 23, 2012

Vender un piso hoy


Estimado lector;

¿Tiene Ud. un piso o una casa que no consigue vender?
¿No comprende porqué hay personas que se declaran interesadas y de las cuales no vuelve a tener noticia alguna?
Voy a contarle una historia, por supuesto totalmente ficticia, que podría aclararle alguna duda al respecto.
Santiago y Piedad compraron, en 2.007 y sobre planos, un piso en una coqueta urbanización. Fue recomendación de un amigo que ya había hecho negocios con ese constructor en otras ocasiones y siempre a satisfacción de ambos.
Santiago y Piedad pensaron que invertir los ahorrillos que poseían en la compra de un piso era una muy buena opción. Luego, cuando ya estuviera acabado, un año y medio después, lo venderían. Calculaban que podrían sacarle una rentabilidad de un 15 o un 20 %.
Llegó el momento de firmar la hipoteca con el banco y, como a pesar de sus diligentes gestiones no habían conseguido venderlo, firmaron esa hipoteca.
A día de hoy, Santiago y Piedad siguen pagando la hipoteca de ese piso, no han conseguido venderlo.
Durante meses no tuvieron ni una sola llamada de gente interesada en hacer una visita física al piso, la crisis suponían, pero desde hace un año o año y medio les ocurre algo muy curioso; muchas de las personas que visitan su piso y que se muestran interesadas, diciendo incluso que van a ir a su banco a pedir la concesión de un préstamo hipotecario para comprarlo, no vuelven a dar señales de vida.
En su afán de comprender, Santiago se acercó a una sucursal bancaria con las fotos y la memoria de calidades de su piso. Le mostró los papeles al amable empleado que le atendió y le dijo:
-Estoy interesado en comprar este bonito piso.
El empleado, un joven de unos 25 años, observó las características del piso, el precio, la ubicación, le preguntó a Santiago si era de un particular….y, levantando la vista, dijo:
-Lamentablemente nos es totalmente imposible concederle un préstamo hipotecario sobre este inmueble.
Santiago escuchó esta sentencia algo apesadumbrado pero pensó que, por lo menos, aquel amable joven le explicaría el problema que tenía su piso porque, a aquellas alturas, estaba convencido de que algún problema tenía, problema del cual se daban cuenta las entidades bancarias cuando las personas acudían a pedir el préstamo para comprarlo.
Así que, se preparó para lo peor y preguntó:
-No me ha preguntado por mis ingresos así que ¿cual es el problema?
La respuesta del joven empleado de banca se repite clara y continuamente en su cabeza.
-No se preocupe Señor, entiendo que Ud. desea comprar un piso de dos habitaciones en Villalbina del Medio y que tiene el dinero para hacerlo, ¿es correcto?, pues....afortunadamente nosotros podemos ofrecerle estos tres inmuebles que se ajustan totalmente a lo que Ud. desea. Écheles un vistazo y elija el que  prefiera, verá que tienen un precio magnífico. Y tranquilo porque sobre estos inmuebles sí estoy en posición de ofrecerle un préstamo hipotecario a un interés muy preferencial y además puedo solicitar para Ud 6 meses de carencia si eso fuera de su interés.

No es ni justo ni deseable que las entidades bancarias, propietarias de un tercio de los inmuebles en venta, tengan también la capacidad de otorgar o denegar la financiación para comprarlos.
Es imposible que un ciudadano medio pueda luchar contra semejante poder. Por ello, los españoles estándar,  seguirán perdiendo sus inmuebles en beneficio de sus acreedores “los bancos”.
Los bancos cada vez tendrán más inmuebles en cartera así que cada cierto tiempo necesitarán un préstamo a fondo perdido del Estado (que somos todos, incluidos los que han perdido algún inmueble a manos de los bancos) para poder soportar las cada vez más copiosas reservas que tienen que poner ante el Banco Europeo por acaparar tanto inmovilizado al que, no solo no le sacan rendimiento, sino que les produce gastos e impuestos.

martes, febrero 14, 2012

El Mengajo

No puedo explicar porqué, quizá el día de los enamorados….no lo sé pero acabo de acordarme del primer chico con el que salí.

Tenía yo 13 años y a el le supongo los mismos.
Siendo incapaz de acordarme de su nombre o de su cara, me intriga el motivo por el que recuerdo un anillo terrible que él me regaló. Tenía forma de hueso y era de algún metal de esos que ponen la piel de abajo negra pero me lo puse todos los días de ese verano.
La memoria es algo extraño, y lo que sí recuerdo con total claridad es la actitud de mi madre hacia el muchacho.

El día que me pidió que saliera con el, subí a casa emocionada a la hora de cenar, llevé a mi madre hasta la ventana del salón y señalándoselo le dije:

-Mira mamá el chico que está allí sentado con la camiseta blanca (el podía llegar a casa media hora después que yo) me ha pedido salir y le he dicho que sí.

Creo que esa fue la última vez que le conté a mi madre algo de mis rollos sentimentales, de alguna manera y a pesar de mi corta edad, me dí cuenta de que eso me podía traer más problemas que beneficios.

Se fue gritando a la cocina algo de que pronto empezaba y no sé que otras cosas más.

Mi madre es de un pequeño pueblo salmantino en el que, supongo que como en muchos otros lugares parecidos, todos tienen un mote. Comento esto para que entiendan que le cuesta poco trabajo renombrar, despectivamente casi siempre, objetos o personas cuando está enfadada o nerviosa.

Nunca me preguntó como se llamaba, creo que porque no le importaba en absoluto. Observó que era bajito y a partir de ese momento, y durante los dos meses que duró nuestra aventura, lo llamó “El Mengajo” supongo que es un palabro derivado de la contracción de mengano y canijo.

Por esa misma época, yo tenía una prenda de lana (comprada sin su consentimiento) que me llegaba a media pierna, con manga corta y fruncida a la que mi madre, que no consideraba aquello ni jersey ni vestido,  llamaba “El Gambeto”.

Ahora, muchos años después, me hace sonreir que ambos habiten, junto a algunas otras cosas, el mismo cajón en mi memoria.



martes, febrero 07, 2012

YUCA


La noche gana terreno y me acerco a la cocina arrastrando los pies para no pisarte. Son actitudes y costumbres que aún conservo.

Se me van de nuevo los ojos a tu rincón y pienso que debería colocar algo allí, ahora está tan vacío!.

Hace tan solo una semana que le abrí la puerta al felpudo cuando lo vi, de refilón, por los cristales de la puerta de entrada al bajar las escaleras. Tiene el mismo color que tú y pensé que, paciente como siempre, esperabas que alguien te abriera para poder entrar.

Recuerdo con nitidez como me mirabas desde la cocina reclamando calladamente tu comida, como ganabas terreno muy poco a poco sobre mi regazo cuando sabías que no me apetecía demasiado que te instalases allí.
También te recuerdo contenta y juguetona, revolcándote en las baldosas de la terraza con los primeros rayos de sol los días de primavera.

Recuerdo cada regalo que me hiciste a modo de pajarillos o lagartijas sobre el felpudo y nuestras divertidas cacerías entre las piedras del muro del jardín.

Todavía puedo verte encima o debajo de los radiadores en los fríos días de invierno o sobre la ropa recién planchada…..siempre encontrabas el mejor lugar de la casa para cada momento.

Te veo elegante y liviana bajar las escaleras a mi lado, tus claras protestas ante Sergio cuando tocaba la flauta, tus hermosos ojos azules….

Lo recuerdo todo y se me escapan aún las lagrimas al pensar en ti pero, de alguna forma, recordarte tan claramente en tus rincones preferidos de la casa que compartimos hace que sienta que no me has abandonado del todo.