lunes, agosto 22, 2011

LA SIMONA, Posada

Siguiendo las rutas de las bodegas españolas, hemos encontrado un maravilloso lugar; La Simona, posada, un pequeño hotel rural localizado en el pueblo castellano de Los Cerralbos (Toledo).
Su nombre dice ya mucho de su carácter. Es un lugar sobrio, sin pretensiones extrañas, un lugar que te acoge con afecto y con verdad.
Desde que se entra por sus puertas, La Simona trasmite serenidad y buen hacer, la estructura y el mobiliario de cada una de las estancias arropan amorosos al viajero y le susurran su historia.

Lo que ofrece La Simona es oportunidad, otra oportunidad. Muchas de las cosas que allí encontramos han vivido ya otras vidas. Las puertas, las sillas, los aparadores…cuentan que han vivido en ciudades, que iban a ser reemplazados por objetos más nuevos y brillantes. Ahora están donde deben estar, donde quieren estar.


La persona que ha ofrecido a todas esas cosas una nueva oportunidad es Nacho, propietario y trabajador del establecimiento que, por el camino, parece que ha conseguido para él, lo mismo que para sus cosas.


Tomando una cerveza nos cuenta que, debido al trabajo, ha viajado mucho y ha conocido gentes y lugares de todo el mundo pero que La Simona es su proyecto personal, su proyecto de vida.




Cuida y habita la finca desde que empezó a construirla, será por eso que tiene tan claro lo que quiere para él y para su casa. Ha visto como nacía, como crecía, sus necesidades….le ha ido proporcionando, con tiempo y paciencia, con trabajo y con esfuerzo, lo que ha ido necesitando y ahora tiene una hermosa casa, amplia y acogedora donde compartir, con amigos y personas que sepan apreciar el lugar, sus rincones de lectura, sus terrazas, sus caminos, sus noches estrelladas…..


El corazón de La Simona, como ocurre en casi todas las casas, es su cocina. En ella Sole prepara los platos que se ofrecen diariamente tanto al huésped, como al viajero que decide reponer fuerzas en uno de los mejores restaurantes de la comarca.
La cocina de La Simona es como el resto del establecimiento, tiene su mismo espíritu, ecléctico y amable. Ofrece desde ensaladas y croquetas a platos nacidos en otros mundos como el ceviche o el Ají de gallina, eso sí, adoptados y adaptados, honestamente, generosamente, al espíritu del establecimiento.


Hoy nos ofrece mucho pero…. La Simona también sueña. Sueña con el crecimiento de sus más de 300 olivos, con tener una almazara, con poder ofrecer a sus huéspedes, en no mucho tiempo, un aceite de calidad nacido de si misma, de su tierra, y del que ya se siente orgullosa.


También puedes ver más información de Posada La Simona en Facebook, seguir su cuenta de Twitter @PosadaLaSimona o contactar por teléfono en el 615401581 – 695485442.

martes, agosto 02, 2011

Turismo de SALUD

















El turismo de salud existe desde siempre. Como la moda del pelo cardado, vuelve con renovado ímpetu de vez en cuando.
Thomas Mann en “La Montaña mágica”, (publicado a principios de los años veinte), ya nos hablaba de lugares en los que algunas personas, aquejadas de tuberculosis u otras enfermedades, acudían a reponerse a establecimientos hoteleros situados en las montañas. Se suponía que su clima era el idóneo para tratar enfermedades respiratorias sobre todo.
Pero podemos seguir hacia atrás, mucho más atrás. En España, los íberos ya encontraron corrientes de aguas termales y gustaban de bañarse en ellas. Los minerales de esas aguas serían beneficiosos o no pero, es justo apuntar que, aunque solo fuera por librar el cuerpo de la roña de una semana, saludable si era. Más tarde, los romanos adecuaron esos lugares para hacerlos más cómodos e incluso sacarles algún rendimiento económico y los llamaron Termas.
Sé, de buena tinta que los árabes también se bañaban.
Desde finales del S. XIX hasta principios del S. XX, veranear en balnearios era considerado señal de refinamiento y poderío económico por lo que, además de muchas personas con prescripción facultativa, gran parte de la mejor sociedad española veraneó durante siglos en balnearios porque estaba de moda o por el puro placer de hacerlo.
En España tenemos muchos y muy reconocidos balnearios diseminados prácticamente por toda nuestra geografía pero….eso será otra historia.
Mucho más tarde, quizá en 1.980 aparecieron una serie de hoteles que, situados en enclaves con un clima benigno y ayudados por equipos médicos e instalaciones con SPA, se especializaron en curas de sueño, regímenes adelgazantes, tratamientos revitalizantes….De hecho muchos de estos hoteles persisten hoy día y, muchos otros han añadido a sus servicios un pequeño SPA, tratamientos de belleza o masajes como un valor añadido a su establecimiento.
Parece que, efectivamente esto del “turismo de salud” va por rachas.
Pero…..debemos saber que lo que es turisticamente apetecible para unos no lo es para otros y en cuanto a lo saludable….Bueno, ahí va un pequeño relato ilustrativo.

Ángel y Blanca están casados desde hace 24 años. Tienen 60 y 53 años respectivamente y este verano Blanca se ha encargado de organizar las vacaciones estivales. 
Ha escogido un hotelito en la sierra de Gredos con SPA y ha contratado, para ambos, tratamientos rejuvenecedores de la piel, algunos masajes, una dieta baja en calorías y un monitor personal, que cada día les guiará en sus ejercicios, durante toda su estancia. 
No hay gran cosa en los alrededores del hotel pero a Blanca le han explicado que hay caminos para hacer algo de senderismo tranquilo y un solarium que les permitirá, buena parte del día, entregarse a la lectura mientras se broncean con precaución.
Es la elección de Blanca, por lo que suponemos que, a no ser que sus expectativas no se vean cubiertas, volverá encantada pero….¿qué hay de Ángel?
Mucho me equivoco o Ángel lleva todo el año soñando con marcharse de vacaciones al pueblo asturiano donde nació. Desea reencontrarse con sus amigos de la infancia y pasar las mañanas pescando en el río, comer esas fabes y ese arroz con leche que nadie hace como su prima Aurora, (propietaria del único restaurante del pueblo), y matar las tardes en el bar jugando al dominó y al Mus con los parroquianos.
Este año Ángel volverá más delgado, bronceado y rejuvenecido de sus vacaciones, pero también más cabreado. Desde que lleguen al hotel no dejará de pensar que, aunque todo lo que haga sea muy saludable, ese aburrimiento y esa desazón que sentirá durante quince largos días no pueden ser buenos. Blanca, para acallar sus quejas, tendrá que prometerle que las siguientes vacaciones las podrá organizar el.
Conozco bien a Ángel y sé que lo único que lo mantendrá allí, cuerdo y ocupado, será que pasará buena parte de su tiempo, mientras su mujer lee revistas en el magnífico solarium, organizando meticulosamente las vacaciones del siguiente año.

Puedo imaginarlo apuntando cosas en su agenda mientras se le escapa alguna sonrisa furtiva. Adivinan quien volverá cabreada en el año que viene?

Conclusión: Lo saludable, sobre todo en vacaciones, es hacer aquello que a cada uno le haga feliz.