Hace un par de días, cuando me dirigía a la oficina, oí en la radio (la emisora en cuestión no es relevante) a una periodista referirse a Angela Merkel como “la Cancillera”.
Mi primera reacción fue reírme y pensar que la periodista en cuestión la había cagado sin ninguna duda. Al cabo de un rato, me vino de nuevo la palabreja a la mente y pensé que era posible que la equivocada fuese yo y la palabra cancillera existiese y se pudiese utilizar aunque yo (inculta de mí) no tuviera conocimiento al respecto.
Llegué a la oficina y al buscar en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua la palabra en cuestión encontré lo siguiente:
cancillera: Cuneta o canal de desagüe en las lindes de las tierras labrantías.
Pobre chica, la periodista digo, mucho me temo que no fue un lapsus lingüe lo que tuvo sino más bien un resbalón debido a la presión de hoy en día a cerca de poner en femenino palabras que hasta ahora ya eran femeninas aunque acabasen en O.
En el colegio aprendí que había palabras que podían usarse tanto para el masculino como para el femenino. Creo que a esas las llamábamos neutras.
Vamos a hablar solo de las profesiones. Oficinista puede hacer referencia a masculino o femenino, el artículo el o la indica el género.
En fin, al mirar a las mujeres de mi generación veo mucha más seguridad en nosotras mismas que en las generaciones posteriores. Estoy convencida de que la señora Ángela Merkel se siente orgullosa de su título de Canciller y no necesita que la llamen cancillera para reafirmarse como profesional o como mujer.
Hemos iniciado esto las mujeres en la lucha por la igualdad? Si es así, creo que nos estamos pasando!
De hecho, tengo amigos psiquiatras, atletas, economistas, pediatras, documentalistas, periodistas….a los que no se les ha ocurrido pensar que son menos hombres porque sus profesiones acaban en a, ni andan por ahí revindicando nombres ridículos, el día del orgullo heterosexual, o el día del hombre o..........
Solo mi amigo Joaquín, que es un cachondo, dice que el quiere ser “Fisioteraputo”
La igualdad es otra cosa, y creo que en el punto en el que estamos, deberíamos dejarnos de tonterías y empezar a tener conciencia de que la mayoría de cosas no son cuestión de sexo.
Me molesta que, habiendo en España tanto que arreglar, tanto que mejorar, tanto de que ocuparse, estemos dedicando tiempo y esfuerzo a patochadas como esta.
Es como si en un restaurante, del que somos habituales, viésemos menguar las raciones día a día y en vez de quejarnos de que el solomillo es cada vez más pequeño, comentásemos entre nosotros que ya no ponen perejil picado por encima como antes.
